22.1.09

Viejitas pero bonitas II



Durante 2007 El Ballenero navegó por aguas del Caribe Mexicano, durante su travesía, la tripulación escribió un par de artículos, para la Revista 307 Riviera Maya de circulación gratuita en esta zona turística de
México.




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Azul maya, el secreto de un color

La eternidad puede medirse en miles de años, en profundidades infinitas, en misterios y secretos jamás revelados que nadan a través de las galaxias, donde han dejado su rastro, su huella; misterios que originan el murmullo universal.
Las pistas que los ancestros han dejado a su paso en pos de su preservación, no son las migajas en el camino, sino representan lo que fue la vida misma en una civilización determinada; van más allá de los vestigios, de las respuestas que aún no han sido reveladas. El ser humano ha sido y será el antagonista de su propia historia; ha perseverado en la misión de borrarse de la faz y ha dejado la página incompleta, el párrafo no escrito, la duda perenne y majestuosa que permite que algunos investiguen el pasado, que descifren el ayer, en la materia hermosa de una piedra, una pieza de ornamento o un color.


Simbolizar ha sido una misión de carne y alma para los habitantes de la tierra. Expresar el símbolo a través de los objetos, los seres, los animales o los colores; es otorgar, dar vida al arte.
Como es sabido, la civilización maya no solo destacó en diversos campos del conocimiento, también han maravillado por su pintura mural y cerámicas; fueron grandes artistas, en sus expresiones dejaron plasmadas sus creencias, usos y costumbres.

En este campo los mayas heredaron al mundo una joya más y también un nuevo misterio, el pigmento conocido como azul maya. Un intenso tono de azul, azul turquesa que penetra en la mirada de quien lo aprecia, tal como penetró en las diversas superficies en las que fue colocado por manos expertas y sensibles.

Un tono de ensueño cuyo atractivo ha provocado grandes controversias, su magia ha hechizado a cuantos lo miran adherido como sangre e insignia en un pieza o un mural. Tono que fue éxtasis de su creadores, un concierto de contrastes ante el verdor de la selva. Color que trasluce poder y magnificencia. Su utilización fue de gran importancia para la combinación de sus demás colores, pigmentos todos de origen vegetal.

A raíz de su descubrimiento, el azul maya ha despertado el interés de varios investigadores; en torno a él se crearon algunas controversias y especulaciones.

Entre los personajes destacados que han estudiado este pigmento maya, se encuentra el fallecido historiador y químico Constantino Reyes-Valerio quien compiló en el libro “De Bonampak al Templo Mayor el Azul Maya en Mesoamérica" una serie de datos históricos y análisis científicos acerca de los estudios y trabajos realizados al misterioso azul, así como las fórmulas sobre su elaboración que desentrañan su secreto.
No hay apuntes precisos del simbolismo que los mayas pretendían otorgar a través de la aplicación del azul. Algunos teóricos refieren el empleo de este pigmento con lo sagrado o lo divino. En su libro, Reyes-Valerio hace referencia a este tema, cita al cronista fray Diego de Landa quien narra que un azul era utilizado en diversas ceremonias religiosas, describe cómo en algunas ceremonias rituales realizadas en el mes Mac, dedicado al dios Chac, dios de la lluvia, los cuerpos de niños o esclavos eran pintados de azul antes de ser sacrificados, y en caso de sacarles el corazón eran llevados a la piedra de sacrificios, pintada también de azul de cuya gama no se tiene la certeza de ser la maya.

El director de cine Mel Gibson retoma esta idea en su película “Apocalypto” donde se aprecia en sus secuencias, el empleo de azul maya como el color del sacrificio.

La belleza que propaga el azul maya no fue el único motivo que llamó la atención de historiadores, científicos e investigadores, también lo hizo la principal de su características: su resistencia a los ácidos diluidos, a los disolventes, a los oxidantes, y reductores; al calor moderado e incluso a la biocorrosión.

Entre los estudios que Reyes-Valerio plasma en su “Azul Maya en Mesomérica” cuenta que, en 1931 H.E. Merwin, comenzó a estudiar una sustancia azul hallada en Chichén Itzá, justo en el Templo de los Guerreros, la que posteriormente sería denominada por el Dr. Rutherford J. Gettens como azul maya, ya que existía la creencia de que sólo se encontraba en las construcciones de esta civilización.
Entre los templos mayas donde hay vestigios del empleo del azul maya, se encuentran Chichén Itzá, Tulum y Bonampak. Asimismo, la existencia de este color, que con el paso de los años se propagó por varios pueblos de Mesoamérica, data de hace más de mil años.

Su naturaleza química es única en su tipo, está formada por diversas arcillas unidas al material colorante contenido en las hojas de la planta de añil. Una de las principales causas por las que se comenzó a investigar el azul maya, fue por la presencia de estas arcillas (como la paligorskita) en el pigmento.

Varios investigadores trataron de obtener el azul maya a través de múltiples experimentos de laboratorio sin lograr dar con la fórmula. Constantino Reyes-Valerio, escribe en su investigación, que en la obra de Francisco Hernández, protomédico de Felipe II, éste dejó indicaciones acerca de su preparación, en la que no hace mención de la presencia de arcillas, solo señala que se utilizaban las hojas de la planta de añil y agua.

El misterio del azul maya se esclarece en las páginas del “Azul Maya en Mesomérica” responde a la pregunta básica que se han hecho muchos estudiosos ¿de dónde salen las arcillas si no se mencionan en las indicaciones de elaboración? Después de múltiples intentos fallidos por resolver esta incógnita se dio con una sencilla respuesta, para la preparación del azul maya los antiguos utilizaron agua turbia, agua corriente de ríos o arroyos. De esta aguas salieron las arcillas y son éstas las que le dieron su propiedad única de resistencia y esplendor a este color tan penetrante y tan inmenso como sus creadores.

Bibliografía consultada
Reyes-Valerio, Constantino, De Bonampak al Templo Mayor, El azul maya en Mesoamérica, Siglo veintiuno editores, 1993.
http://www.mayablue.org/

Aluxes, maíz y sangre

El puente que atraviesa la carretera de Cancún hacia al aeropuerto se ha convertido en uno de los múltiples protagonistas de las historias relacionadas con los aluxes.
Según una de las leyendas vox populi recopiladas por Alejandro Kato en su libro “Alux historias para creer”, narra que, cuando se estaba construyendo el puente, una parte de éste se derrumbó más de una vez sin causa aparente. Cierto día se presentó ante los hombres de la construcción, el líder de una comunidad maya, y les dijo que, en ese sitio no podían construir nada porque era territorio de los aluxes, que debían realizar ofrendas y una ceremonia para pedirles permiso y así poder levantar el puente. Las personas encargadas de la construcción actuaron en consecuencia y realizaron la ceremonia con ayuda de un sacerdote. Como ofrenda construyeron una casa parecida a una pequeña pirámide debajo de la parte del puente que se derrumbaba. Hasta la fecha se puede observar esta construcción como testimonio de que la ofrenda fue aceptada por los aluxes.
Como ésta existen cientos de historias que hacen referencia a estos personajes mitológicos de la cultura maya. La palabra maya alux no tiene traducción al español, incorrectamente los aluxes son llamados duendes, pero esta denominación nada tiene que ver con su propósito y origen.
Los aluxes son muñecos de barro ataviados con la indumentaria y enseres de un agricultor. Su misión principal es estar al cuidado de los sembradíos; son excelentes guardianes de la milpa, para ello fueron creados. Gracias a sus dotes sobrenaturales destacan en sus labores como campesinos, caracterizándose por su eficiencia en todo el proceso agrícola, desde la siembra hasta su recolección. Estos seres tienen el don de atraer la lluvia en beneficio de la milpa a su cuidado, asimismo, la protegen de depredadores y ladrones.

El alux llega a un sembradío a petición del kolnáal, campesino maya, éste acude al jmeen, sacerdote de ritos agrícolas. El jmeen elabora un muñeco de barro y mediante un ritual le da vida a través de las gotas de sangre del solicitante o dueño. Una vez que el alux ha cobrado vida, debe ser alimentado con una bebida denominada sacá que es una “variedad de atole sagrado”.

En las urbes se ha tergiversado la visión de estos seres, se les ha caricaturizado como seres bromistas y hasta malévolos; son colocado a la par de entes y mitos paranormales. Siendo que en la actualidad, los aluxes están íntimamente relacionados con la vida cotidiana de los pueblos mayas, además de su labor en las milpas, también cuidan los vestigios arqueológicos de lo que fue esta antigua civilización.
Hoy en día gran parte del territorio maya ha sido transformado por la migración y la expansión de los pueblos. La invasión de montes, milpas, cavernas y espacios del alux, va en aumento; a consecuencia de ello, éste se rebela y ocasiona daños al ser humano a través de fenómenos como tolvaneras o remolinos, y de enfermedades como fiebre y calenturas. También hacen travesuras, ruidos o esconden objetos que no son de su propiedad.
En torno a los aluxes no solo existen mitos y leyendas también hay ritos relacionados a ellos. Entre los principales destacan tres: el rito de la creación, a través de la sangre humana se le da vida al alux. El rito de alimentación, cuando el campesino va a la milpa para llevarle sacá al alux y ofrendárselo con rezos. Y el rito para apaciguarlos se aplica para cuando un alux se ha quedado sin dueño, cuando éste muere, el alux queda huérfano sin que nadie lo alimente y “tira piedras” a quien ose acercarse a la milpa de su ex dueño. Para que el alux se vaya o deje de molestar se debe hacer un ritual que solo los jmeeno’ob conocen.

Los aluxes fueron creados con sangre del kolnáal que siempre será del sexo masculino y se dice que el encuentro con el sexo femenino les causa la muerte. Cuando una mujer muestra sus genitales a un alux éste perece. En los municipios de Valladolid y Tizimín, en el estado de Yucatán los campesinos especifican que: “u wiix xch’úupalal ku kinsik aluxe” “orina de doncella” la orina de doncella o mujer virgen mata al alux, esto podría representar una alegoría al sangrado vaginal de mujer virgen, que refiere que los aluxes con sangre son creados, pero también con sangre son consumados.

Los aluxes trascienden la tradición y el mito, sus historias van más allá de las leyendas porque forman parte de la vida pasada, presente y futura de los mayas, su importancia es de gran valor para la cultura como el maíz mismo y su relación con el hombre está sellada por un pacto indisoluble de sangre.

*La información recopilada para este artículo fue proporcionada en entrevista con Ana Patricia Martínez Huchim, Licenciada en Ciencias Antropológicas en la especialidad de Lingüística y Literatura, por la Universidad Autónoma de Yucatán. Es recopiladora de tradición oral en lengua maya y escritora. Premio Nacional de Literatura Indígena "Enedino Jiménez" 2005 y Premio Nacional de Narrativa Maya "Alfredo Barrera Vásquez" 2005.

20.1.09

Viejita pero bonita I

Hay ballenas que caben en las manos

(Ballena tallada en palofierro, Hermosillo, Sonora.)