2.10.08

Esta era una vez...Bahía de Kino







Ciudad del Carmen no se queda atrás










El Ballenero estuvo de pasadita por las Playas de Cd. del Carmen, Campeche y pudimos captar estas breves imágenes.
La receta secreta en primer plano.
Tenemos empaques para todo, pero también una población que no acaba de entender que, cada vez que deja basura fuera de su lugar, pone en riesgo la salud de todos y del planeta.
!Así no se puede disfrutar de la Playa!

30.9.08

Lamento por Bahía de Kino




En el mes de junio de 2008 El Ballenero estuvo por cuarta ocasión en un playa de Bahía de Kino en el estado de Sonora.
La primera vez que el Ballenero estuvo allí conoció la mayor felicidad que un navío pueda sentir; el suave oleaje, los pelícanos en picada y en contra picada cazando peces, Isla del Tiburón y el amor que hace el desierto con el mar.
Las siguientes visitas: mismo paisaje, más especies de mar.
Reciente visita: sargazo y basura, mucha basura en el mar, empaques de todas las marcas: coca-cola, sprite, sabritas, donas, etécetera. Bimbo-Cocacola corporativamente contaminante. Plástico mucho plástico, pet, y papel, especies muertas!
Fue triste ver toda esa basura en un lugar tan querido; una amiga de Campeche comenzó a sacarla y era tanta que nos pusimos a ayudarle. No era posible estar en ese mar, los pelícanos se habían ido y todo era devastación en ese espacio reducido de la bahía.


Estuvimos tan ocupados sacando la basura que sólo pudimos captar este pez muerto. La imagen superior derecha representa lo que puede sucederle a Bahía de Kino de seguir por ese rumbo de suciedad y descuido.

Palizada



El mar de Ciudad del Carmen es la puerta que encausó al Ballenero hacia el río Palizada, tramo del Río Usumacinta. Río que solía arrastrar una gran cantidad de troncos: palo de Campeche, palo de Brasil, palo de tinto; de ahí su nombre.
Seis horas de viaje remontando las aguas del Palizada, 45 grados, humedad, sudor; la tripulación del Ballenero casi se deshidrata. Todo por la poesía del paisaje, de las aves flotantes, del sopor de los lagartos.
Una largo viaje, una promesa de mar.
De pronto, entre la sed y el hartazgo de la belleza, surge otra: la ciudad (decretada en 1959).
Se escuchan estallidos de cohetes que dan la bienvenida al Ballenero, su tripulación se alegra y no repara de asombro ante lo hermoso del lugar, que aspira a ser Pueblo Mágico.
Pienso que, a pesar de lo común del nominativo "mágico", no existe otra palabra para enaltecer lo que la mirada percibe entre el río, las tejas, los colores y la nívea Estatua de la Libertad que da la bienvenida a los visitantes.
La tripulación del Ballenero fue invitada de honor en Palizada. Degustamos del chocolate en el mercado a altas horas de la mañana, de sus empanadas de pejelagarto, de su pan fresco y suave como las manos de sus mujeres. Vimos correr aves, volar iguanas, leer poesía. Porque en aquellos días de mayo de 2008, se celebró el Segundo Encuentro de Escritores de la Región de los Ríos. El Ballenero quedó literalmente encantado por la magia natural del pueblo de Palizada. Nombrarlo mágico de manera oficial es lo que falta, pero seguro quien vaya a visitarlo, opinará que lo es y no habrá día en que no se acuerden de él.